martes, julio 19, 2005

La maga


Ante las situaciones que presentan las mismas particularidades reacciono siempre de igual forma. Si me dejan, me voy. Soberbiamente, sh. En ese instante no existe otra posibilidad, no hay una elección alternativa. Probablemente sea uno de los pocos momentos en los que disfrute de una claridad decisoria que no me haga dudar. La Maga sabe eso. Por eso aparece y desaparece. Hace uno de sus grandes numeros; se hace invisible. Su otro: elegir a alguien del público y volar.

La invisibilidad supone la presencia de algo. Algo o alguien está, pero no puede verse.

Volar, entre otras cosas, supone imaginación para sentirse en otro lugar, un lugar momentaneamente intransitable. También requiere sujetarse, no perderse. Y La Maga hace eso con Oliveira. Lo acompaña a todos lados. Se mueve de lugar en lugar, invisible. A veces levanta vuelo y no lo lleva con él. De vez en cuando le da una charla miscelanea que lo deja conforme por algunos días. Pero nada se compara cuando lo mira, lo abraza y se lo lleva. Quizá por esto no sorprenda que La Maga haya sido elegida como uno de los personajes más memorables de la literatura argentina.