martes, marzo 22, 2005

Sin pensar



Hoy es uno de esos días en los que no quisiera dormirme nunca. Me gustaría relatar mi vida entera, de principio a fin. Sin dudas en nuestro pasado esta el motivo por el cual somos como somos.
No importa como somos. Y sin embargo nos enseñaron que importaba. Nos dijeron que la vida siempre nos pasaba la factura, que la fe salvaba y que por eso era verdadera. La fe es querer ignorar aquello que es verdad. Es la esclavitud de la mentira, de pensar que la duda es pecado.
Mucho Federico para mi o demasiado poco para los demás.
Los grandes espíritus son escépticos. La fuerza y la libertad, nacidas del vigor y de la plenitud del espiritu se demuestran por el escepticismo. Las convicciones son las cárceles. Por eso no me convenzo de nada. Irremediablemente todo es relativo, todo lo decible equivale a mentir. Declaremosle la guerra y la victoria a todas las viejas concepciones de lo verdadero y de lo falso, de lo bueno y de lo malo. No siempre todo fue así.
Lucho contra el silencio, contra el ruido, contra el lenguaje y contra cada una de las palabras que lo conforman. No me canso de pensar que no se nada, que solamente busco pequeñas verdades, que remotamente me acerco a ellas. No estoy dispuesto a permanecer en el círculo vicioso de creer todo lo que escucho. Recordemos la innumerable cantidad de mentiras que dijimos, decimos y diremos. Aun cuando alguno se arroje al fuego por su doctrina, ¿que prueba eso? Mas verdad es que del propio incendio surge la propia doctrina.

No hablo por hablar. Las cosas no dependen de mi sólo. Eso si... prevengo de algo: carezco de valor para olvidar

ADios, hasta....