miércoles, septiembre 20, 2006

Hay un cartel




Hace ya un tiempo que me fui. Por momentos pensaba que no iba volver. Por más ganas que existían a veces no hay nada que podamos decir que valga la pena. Con seguridad no vuelvo yo sino algún otro. Las cosas nos cambian a todo rato. Mi codo sobre la mesa lo cambia todo. El aire que se fractura, el soplido imperceptible de la piel que arrasa con las particulas para hacer de esta oficina un cosmos.


La historia del hombre es la historia de las ideas. Hay ideas que adquieren vida propia, ya sea como aliadas o como enemigas. La idea aliada que se ofrece para luchar contra todos los fantasmas y la idea enemiga que se jacta de su poderío y nos lo recuerda todo el tiempo. Nos enfrentamos a diario con todas las ideas, analizando ventajas y desventajas, para estar seguros de que creemos en algo, de que nada nos es incierto. De hecho nada es verdad, hasta que nosotros no creemos que es verdad. Esto, si vuelve a leerse, implica un sinnumero de complicaciones y problemáticas. ¿Qué si la verdad no puede ser cierta?¿Qué si es dificil creer otra verdad?¿Qué si duele?


Hay un cartel luminoso y gigantesco que nos señala la salida. Y hay que saber que la vida es una mierda y que siempre todo puede salir como el orto. Hay que saber que las mujeres son todas putas y que sino lo fueran sería un embole. Es así que la inocencia se pierde al mismo tiempo que la virginidad. Porque ese olor a sexo no lo evapora ningún Glade ni tampoco un sahumerio importado. Porque el calor de un cuerpo ajeno no lo da ningún calefactor. Ahora me viene a la cabeza a cada momento la imagen de un poema de Casas. El amor entre dos personas visto como,




"Botes, que durante la noche,


quedan amarrados al muelle,


golpeándose entre sí,


según el viento".




Así visto es construir para despuès tener que tirar abajo.


Yo, por el momento lo único que sigo armando bien es el porro y esa jugada que, despuès de una pared en corto, le gano, a toda velocidad, la espalda al marcador de punta.




N.


Clave de la semana: No te comas ningún personaje. Apropiarse de un discurso es plagio y el plagio viola la ley de protección de los derechos de autor.