jueves, octubre 20, 2005

"Dos idiotas llorando porque un mundo se metió en otro mundo"


Soy dueño de una extraordaria debilidad por los recuerdos. Recalco mi derecho a la propiedad privada porque este don recordatorio es de ejercicio triste pero emocionalmente muy profundo. Recuerdos que inevitablemente se van porque un recuerdo no es otra cosa que tomar algo del pasado y pensarlo en un momento presente. ¿Y si el recuerdo produce una tristeza tal que no es recomendable recorrer lo ya transitado? Lo dejamos ir. Es un poco la coraza que construimos. Pero indefectiblemente es así. El tiempo pasa y uno deja que las cosas se vayan.

Memorioso me viene a la mente un barrio de la Ciudad Autonoma de Buenos Aires porque para algunos ya no es mas la Capital y no es lo mismo. Me cruzo con mi vieja en una calle de New Jersey (Meadow View Road si no me falla la cabeza) y como era chico solo guardo sombras. Todo es medio borroso y nunca pregunté nada. Pienso que quiza todos los recuerdos se vuelvan borrosos a medida que pasa el tiempo. Me convenzo de eso. Se disipa el recuerdo. Vuelvo al presente.
Ya no me siento pequeño. "Pienso en mi. Que voy a hacer esta noche. Ya he probado con "nada me importa en el mundo"". Todo se lleva una parte de mi. Y si, Gallito, "Se ha roto {un} mundo". Y si, Gallito, "habrá que montar otro". No importa que pase. C´est une experience. Sábato dice "Esa sensacion de estar solo en el mundo aparece mezclada a un orgulloso sentimiento de superioridad ... Mi soledad no me asusta, es casi olímpica".
En fin, no sé en que quedó esto. Una suerte de infinitos puntos suspensivos.
N.